Tener una titulación es garantía de tener un trabajo. Tener una titulación más elevada es sinónimo de mejor salario. A mayor nivel formativo, mejor expectativas laborales. Ideas como estas se escuchan a diario en diferentes medios y, en definitiva, vienen a decir que la formación es la clave para encontrar un empleo, pero ¿se justifica la inversión en formación con una mejora en la opciones de trabajo?
La formación se ha presentado como alternativa al desempleo, en un mercado laboral saturado de demandantes de empleo, mejorar la formación y reciclar a los trabajadores con formación más baja han sido dos de las salidas que se han presentado como soluciones para aquellos empleados a los que más les costaba encontrar empleo.
Elegir una carrera con poca demanda o formación no actualizada eran los argumentos. Sin embargo, la realidad laboral siguen indicando que hay un fuerte desequilibrio entre el nivel de estudios y formación y el puesto de trabajo que desempeñan quienes poseen un título. De hecho, casi la mitad de los trabajadores consideran que el trabajo que desempeñan es inferior a la titulación que poseen.
Además, muchos son los puestos de trabajo del mercado actual que demandan un certificado de estudios obligatorio o que valoran mejor a aquellos candidatos con una titulación inferior. Ofertas que vienen a desmontar el mito de que tienen mayores posibilidades de acceder al mercado laboral aquellos trabajadores que tienen una titulación mayor.
Entre titulaciones y trabajos siguen habiendo una brecha difícil de salvar y más si se tiene en cuenta que el futuro del trabajo se prevé como un entorno en el que las certificaciones profesionales serán obligatorias y en el que, estos títulos se podrán obtener bien esa por experiencia, bien sea estudiando.
La solución para conseguir un ajuste entre títulos y puestos de trabajo parece complicada, aunque, siempre será mejor que, puestos a elegir formación para el empleo, la formación sea de calidad.