Desde la más tierna infancia los niños van aprendiendo y captando todo lo que ocurre a su alrededor. Siempre que hablamos de educación pensamos en el periodo escolar y en el momento en que los alumnos entran al colegio.
Sin embargo, la educación se inicia desde el mismo momento del nacimiento. Los niños se desarrollan en un entorno familiar con una gran carga emocional. Durante este periodo ya van aprendiendo y replicando los comportamientos que ven a su alrededor.
Las emociones básicas o primarias aparecen durante el desarrollo natural de cualquier persona, con independencia del contexto en el que se desarrolle, y tienen como propósito ayudarnos a sobrevivir, dirigir nuestra conducta y favorecer la relación de los unos con los otros. Las emociones básicas nos sirven para defendernos o alejarnos de estímulos nocivos (enemigos, peligros…) o aproximarnos a estímulos placenteros o recompensas (agua, comida, actividad sexual, juego…) y tienen como función mantener la supervivencia, tanto personal como de la especie.
Esta realidad nos lleva a pensar en que la educación emocional tiene un papel muy importante a lo largo de la vida de los individuos y por eso, es importante trabajarla desde el principio.
¿Por qué es importante la educación emocional?
Realizar una educación emocional de los niños desde muy temprano nos ayudará a crear personas que pueden tener una actitud concreta frente a la vida y que sepan afrontar las situaciones que se les presentan de forma diferente.
Sin duda, la educación en el ámbito emocional ofrece muchas ventajas para los niños, ya que permite que puedan aprender formas y herramientas para reaccionar y comportarse frente a diferentes momentos o realidades que se produzcan.
En este sentido, un bebé puede captar la carga emocional de sus padres y saber si están tristes, contentos o enfadados. También acaban imitando los gestos y los
comportamientos. Por tanto, si aprenden que ante una determinada situación hay que reaccionar de una determinada forma, esto lo llevarán a su vida adulta.
Por ello, es fundamental que prestemos atención a esta faceta de la educación infantil. Aunque en el colegio los niños aprenderán diferentes materias y también recibirán una cierta educación emocional, las pautas que tendrán mayor impacto en su desarrollo serán las que reciban en el seno de su familia.
Gracias a esta educación emocional los niños acaban teniendo herramientas para saber reaccionar y defenderse en cualquier momento ante diferentes situaciones. Tanto para afrontar nuevas amistades como para saber relacionarse adecuadamente con otras personas adultas, es importante que los niños hayan recibido esta educación en el ámbito emocional.
Como puedes comprobar, es importante prestar atención a esta faceta en los niños para evitar un desarrollo deficiente y facilitarles mucho más la vida y las relaciones sociales en el ámbito laboral o académico.
Una buena educación emocional puede hacer más felices a los niños cuando crezcan y les permitirá tomar mejores decisiones.